Es una novela inteligente y cargada de simbolismo en la que
el lector acompaña a este señor de 50 años en un viaje espiritual e
introspectivo en busca del amor perdido. En ella sorprenden tanto el empleo del
uso de la línea, además de la composición de cada página con multitud
de diseños distintos, ruptura de viñetas, etc., está en consonancia con lo que
el autor quiere contarnos y cada personaje habla con una tipografía distinta que nos ayuda a identificarlo
inmediatamente, así como también fue aprovechada la profesión de arquitecto del
protagonista, Mazzucchelli (autor) lo descompone en sus formas geométricas
básicas en sus momentos más azarosos, quedándose sólo con lo esencial. Otro de los aspectos destacable
en cuanto a lo gráfico y narrativo es el excepcional uso del color, ya que cada personaje tiene
un color asociado, a sus sentimientos o estado en el que se encentra además del lugar de importancia que tienen en
la narrativa.
Es por ello que considero que son las armas que el autor
utiliza magníficamente para dar forma a las diferentes personalidades de sus
personajes y los distintos momentos vividos en la novela.
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